Mutra
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Este día herido de muerte que se arrastra a lo largo del tiempo sin acabar de morir,
y el día que lo sigue y ya escarba impaciente la indecisa tierra del alba,
y los otros que esperan su hora en los vastos establos del año,
este día y sus cuatro cachorros, la mañana de cola de cristal y el mediodía con su ojo único,
el mediodía absorto en su luz, sentado en su esplendor,
la tarde rica en pájaros y la noche con sus luceros armados de punta en blanco, este día y las presencias que alza o derriba el sol con un simple aletazo:
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todo este largo día con su terrible cargamento de seres y de cosas, encalla lentamente en el tiempo parado.
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Todos vamos cayendo con el día, todos entramos en el túnel,
atravesamos corredores interminables cuyas paredes de aire sólido se cierran,
nos internamos en nosotros y a cada paso el animal humano jadea y se desploma,
retrocedemos, vamos hacia atrás, el animal pierde futuro a cada paso,
y lo erguido y duro y óseo en nosotros al fin cede y cae pesadamente en la boca madre.
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Octavio Paz