Estamos en, casi, ninguna parte... (A. Dolina)











viernes, 2 de abril de 2010

El sonido de la melancolía


El video, cortesía involuntaria de "lasultanica".

Fluyan, mis lágrimas


¡Fluyan mis lágrimas, caídas de sus manantiales!
Exiliado para siempre, dejadme llorar;
Permitidme que viva olvidado
Donde el pájaro negro de la noche canta su
tristeza.


¡Apagaos, oh vanas luces, no brilléis más!
No hay noche lo bastante oscura para aquellos
Que desesperadamente deploran sus fortunas
perdidas.


La luz no es otra cosa que vergüenza nuestra
Nunca serán mis penas aliviadas,
Puesto que la piedad ha huido;
Y las lágrimas, suspiros y gemidos han privado
De cualquier alegría a mis cansados días.

Desde la más alta cima de la alegría,
mi fortuna es arrojada,
Y abandonada, y apenada, y afligida
Por mis desiertos, están mis anhelos puesto que
la esperanza está perdida.

¡Oíd!, vosotras, sombras que en la oscuridad
moráis,
Aprended a despreciar la luz
Felices, felices, quienes en el infierno
No sienten el desprecio del mundo.

(Adaptación del texto: John Dowland, 1600)