Estamos en, casi, ninguna parte... (A. Dolina)











jueves, 25 de diciembre de 2008

Instrucciones para transitar límites y otras geografías poco propicias




Retirarse como el mar, lentamente

hasta encontrar las orillas;

levantarse en espumas, hacia el cielo

sobre la superficie del alba.

Correr en busca de estrellas fugaces, por lo verdadero

sin perder el aliento en cada salto,


sin apagar constelaciones,


sin perder el rastro


tras la nube.





Encender la mañana, porque sí,

con un tizón palpitante.

Festejar con palabras de arena y amor

el tímido roce del agua
.

Escuchar el rugido del tiempo bajo el horizonte


sin quitar las puntas de los pies,


sin temblar ante su abrazo urgente


sin mirar atrás.





Perderse hasta encontrar, casi al descuido

el origen mismo del viento


en una cueva olvidada
:

entre los riscos lejanos del recuerdo.


Deshojar los pétalos del oleaje, desde alguna roca distante


sin detener su ritmo líquido


sin quebrar el límpido vuelo


sin defenderse del mal.





Recuperar de a poco el aliento,

sin dejar
espacio libre

entre las sombras dormidas.


Arrastrar el alma por rincones desiertos


despertando el murmullo de voces salinas.


Caminar el regreso al silencio


sin conjurar el latido,


sin rasgar la profundidad del sueño,


sin borrar las huellas que se hunden

a cada paso,


en el territorio
de la soledad.







viernes, 28 de noviembre de 2008

Enigmas



"Sentimos que aun cuando todas las posibles cuestiones científicas hayan recibido respuesta,
nuestros problemas vitales todavía no se han rozado en lo más mínimo.
Por supuesto que entonces ya no queda pregunta alguna;
y esto es precisamente, la respuesta."


Ludwig Wittgenstein.-




lunes, 3 de noviembre de 2008

Gnosis






Mis manos conocieron hoy
la silueta del vacío.

Uno a uno, mis dedos recorrieron
sus fronteras tortuosas,
saboreando la tersura fría de la inexistencia,
sus concavidades huesudas,
sus valles interminables.

Mis manos presintieron
el comienzo del fin,
mientras el cielo dibujaba
una aurora inaugural
con gesto ausente.

Uno a uno,
visité los espacios ingrávidos del olvido,
encontrando en cada esquina
una inútil excusa
para morir un poco,
para resbalar y caer
más al fondo de mí.

Hoy me recosté en la penumbra,
junto a los pájaros dormidos
en un rincón de la playa.

Y el devenir de las aguas
me arrulló en la madrugada.




domingo, 19 de octubre de 2008

Are you human?




Huir de mí, de mis huesos.
Perderme al encontrar las orillas.
Negar y negarme el transcurso
vacilante entre la muerte y la locura.

Comprender, de una vez
la extrañeza de las magnitudes
que me separan de mi sombra.

Oscilar sobre las llamas
escuchar el crujido fatal
y caer,
destrozadas las alas,

bajo la rueca quejumbrosa
del devenir.

Responderle a esos rostros vacíos
que flotan en el magma doloroso del recuerdo
y escupen la crueldad absurda
del enigma final.

Are you human?



(Alguien que vive por mí
me dicta al oído estas palabras
susurradas desde el centro del miedo.)





viernes, 25 de julio de 2008

Fragmentaria

Rápido.
Muy rápido.

Tan rápido como lo requiere la urgencia de consumir el presente en una carrera irracional hacia ninguna parte. La velocidad es un signo en la superficie de la conciencia globalizada.

Así transcurre el Ser, sobrenadando en el éter virtual, ese feudo necesario en el que se desdibujan las geografías de la identidad.

Premeditadamente, decidimos recortar una silueta precisa en el espacio web: una silueta destinada a suplantar otro recorte, el de la otredad, en la superficie del Yo. Y ese recorte, fugaz, preciso, viene a tomar la posta en el terreno del desencuentro. Y emprende la carrera: rápido, cada vez más rápido.

Velocidad y fragmentación en el recorrido de un mapa en el que el signo del signo de este presente demencial es el único tiempo posible.

La identidad virtual es, de alguna forma, la utopía de la multiplicación que pretende agostar los límites espaciales y temporales.

Un soplamocos absurdo e inútil a la faz bastarda de la finitud.

¿Qué otra cosa son esos recorridos tambaleantes, ese caminar tortuoso entre nodos inexistentes? Ese no saber cómo, ni cuándo, ni desde dónde se llegó adonde se llegó (si es que la llegada es un territorio posible).

La red puede (y quiere) ser un paseo entre vidrieras que muestran lo inexistente.
Solo un retraso en el camino hacia ese lugar donde no queremos llegar. Un tentempié de lecturas rápidas, breves. Lecturas incompletas de la realidad que vienen a ocultar malamente la sombra de un vacío cuya extensión se mide en gigabytes.

¿Qué sucede en la mente cuando nada sucede?
¿Qué sucede cuando la velocidad es tal que nos lleva con la premura del rayo hacia ningún lugar?
¿Dónde se está cuando se transita en el espacio ilusorio en el que se puede estar en todos lados y al mismo tiempo en ninguna parte?

Homogeneidad, fragmentación, un salto fugaz hacia la nada: la multiplicación infinita de la banalidad en un recinto de espejos, donde nadie realmente es quien dice ser, pues nadie sabe quién es, en realidad.

Aun a riesgo de confundir desencanto con verdad; frente a la pared boreal de este cuarto de espejos, hoy, aquí, habré de detenerme. Habré de pegar el salto desde este rincón final del discurso, fragmentario -como yo-. Lleno de hoquedades y precipicios, lleno de vacíos que se agigantan.
Habré de detenerme, solamente para intentar saber quién fui antes del principio.





El video es cortesía no demasiado voluntaria de "agusacosta".

viernes, 18 de julio de 2008

Souvenirs...

El primero, video ensamblado a partir del concierto de Jean Michel Jarre en China, realizado en el año 1981.
El segundo, en vivo, un fragmento del reencuentro con el público oriental, en el 2004.

Dos momentos para una de las más bellas melodías del autor. En ella, la pura sustancia musical atraviesa, sinuosa, las hebras invisibles del alma.

Detiene... detiene, de a poco, el ritmo y la respiración se entrecorta hasta hacer un alto en el segundo final.

Un intento -inútil, por cierto, poderosamente bello e inútil- de burlar el paso del tiempo.





jueves, 10 de julio de 2008


De paso

Decir espera es un crimen,

decir mañana es igual que matar,
ayer de nada nos sirve,
las cicatrices no ayudan a andar.

Sólo morir permanece
como la más inmutable razón,
vivir es un accidente,
un ejercicio de gozo y dolor.

Quien pone reglas al juego
se engaña si dice que es jugador,
lo que le mueve es el miedo
de que se sepa que nunca jugó.

La ciencia es una estrategia,
es una forma de atar la verdad
que es algo más que materia,
pues el misterio se oculta detrás.

Que no, que no, que el pensamiento
no puede tomar asiento,
que el pensamiento es estar
siempre de paso, de paso, de paso..
de paso...

Hay demasiados profetas,
profesionales de la libertad,
que hacen del aire, bandera,
pretexto inútil para respirar

En una noche infinita
que va meciendo a este gran ataúd
donde olvidamos que el día
sólo es un punto, un punto de luz.

Que no, que no, que el pensamiento
no puede tomar asiento,
que el pensamiento es estar
siempre de paso, de paso, de paso...
de paso...


Luis Eduardo Aute


De tarde en tarde, puede caerse en la inútil precaución de la certeza.

Las agujas que definen con envidiable elegancia el ángulo de las menos cuarto, las luces que se encienden en la calle y los vendedores de Avón pueden contribuir a esa curiosa pretensión.

Todo parece indicar que es hora de doblar en cuatro la prestigiosa geografía de la evidencia y correr las cortinas (por más que todos parezcan haberse puesto de acuerdo en cerrarlas); de abrir los cajones del escritorio y ver qué hay detrás de la geometría rectangular de sus obviedades, de apostar todo el capital a un paquete de gomitas y parar en la esquina el primer colectivo que pase.

Y subir sin preguntar adónde va.

Y sentarse en un asiento cualquiera.

Y apoyar la nariz contra el cristal.

Y sacarle la lengua a los postes de teléfono que enumeran las huesudas simetrías de las avenidas principales:

1, 2, 3 ,4...

Pero más que nada.

Pero sobre todo...

... es tiempo de volver al generoso distrito de la duda.


domingo, 29 de junio de 2008





You are invisible


Los días y las noches:
esas líneas imaginarias...


Sólidas coordenadas fractales
atravesando el simétrico
mapa del tiempo.

Alguien enhebra su sombra
con prudentes alambres


y anuda los extremos.












sábado, 28 de junio de 2008

"Desde adentro, toda obra es un fracaso"



(Lisa Gerrard & Hyperborea)


"El poeta no tiene otra alternativa que inventar o crear otros mundos. La poesía crea realidad, no ficción".

Así comienza, Roberto Juarroz, a desgranar una serie de ideas relativas a la esencia (o existencia) de la poesía, de una forma que hubiéramos querido hacer nuestra, todos los que habitamos jornadas imprecisas entre el gozo y el espanto de la palabra.
Preguntado por qué se escribe, por qué se lee, por qué el alma del escribiente no necesita pensarlo dos veces al elegir entre hacer zapping con un paquete de papas fritas en la mano y sentarse a desangrar adverbios sobre un papel, sobre un teclado, a la orilla de un alma; bien se pueden tomar por respuesta las palabras del autor, quien afirma que la poesía es "la mayor realidad posible porque es la que cobra conciencia real de la infinitud."

-Demasiado poder- dirán los escépticos, mientras pelan naranjas sobre la mesada.

Y el poeta continúa, sin escucharlos, continúa.

"Me subyuga el amor que se funda y sustancia en estos espacios vivos y la libertad radical de ese amor, que ya no hace distingos entre expresarse y comunicarse, entre soledad y compañía, entre ausencia y presencia, entre voz y silencio, entre amar y pensar, entre todo y algo. La palabra transfigurada de un hombre solitario puede recoger allí, por abajo, el gesto misterioso y absurdamente magnífico de la humanidad. La poesía puede entonces proyectar ese gesto y abolir en un acto de amor la distancia entre el hombre y los objetos, entre el hombre y la naturaleza, entre el hombre y el hombre, entre el hombre y la muerte. Más que un vacío, esas distancias son el músculo al que es posible dar vida con el nervio de la visión creadora, con el tatuaje inusitado de la palabra en función y explosión de ser, para mover así el mundo. La realidad está donde queremos que esté, donde somos capaces de engendrar una forma."

Entonces, se me ocurre pensar en arquitecturas verbales que fundan espacios para las regiones olvidadas de la existencia; que dibujan la rayuela donde se juegan la vida los esperanzados y los cultivadores de ilusiones; que extienden los brazos para acunar el sueño de los que no quieren despertar.

Pienso en poesía y pienso en posibilidad, en el vacío urgente de los papeles en blanco. Me pregunto, entonces, si el fenómeno puede captarse con alfileres para exhibir luego el cadáver en la vitrina del laboratorio. Y se me ocurre que no.

Si la realidad es algo inasible, si la poesía es realidad...

Después de todo, "Toda vida es sólo un amago, el anuncio o comienzo de un gesto. También la poesía es un amago, pero su ademán permanece, como si fuera algo más. El hombre y su lenguaje empujando implacablemente sus límites, desvestidos de todo cuanto no sea límite, desvistiéndose de aquello que ahora lo es. Suprema afirmación, es también lo más cercano a la suprema negación. La grandeza concreta de la poesía, como la de la vida, consiste en no estar hecha. Un salto siempre más allá, el salto que nos hace posibles."

¿Es que puede concebirse la poesía, no como un hecho, sino como una proyección hacia la posibilidad de ser?
Supongo que eso coincide con su idea de que "Desde adentro, toda obra es un fracaso." e imagino un arco en su momento de mayor tensión, el instante mismo de una detonación, la energía contenida siguiendo las coordenadas espaciales precisas sin llegar jamás al momento del reposo.

Empiezo a sospechar que la poesía es algo así como una implacable máquina de movimiento continuo.


Fragmentos extraídos de: Roberto Juarroz Poesía y creación. Diálogos con Guillermo Boido (Carlos Lohlé, Buenos Aires, 1980)

sábado, 21 de junio de 2008

Pregunta...

Para los amigos que lo son, a pesar de que no tengo las respuestas.


sábado, 14 de junio de 2008

Vindicación de la melancolía





"¿No oyes caer las gotas de mi melancolía?"
(Rubén Darío)


"That says my heart is on an all time low
So don't expect me
To behave perfectly
And wear that sunny smile
My guess is I'm in for a cloudy and overcast
Don't try and stop me
Cause I'm heading for that stormy weather soon"

(Mi melancholy blues , Freddie Mercury)


"Viene a mí, avanza,
viene tan despacio,
viene en una danza
leve, del espacio.

Cedo, me hago lacio
y ya vuelo, ave.
Se mece la nave,
lenta como el tul,
en la brisa suave
niña del azul."

(Oh, Melancolía, Silvio Rodríguez)




En el sentido profundo, la melancolía puede acercarse a una extraña forma de la felicidad que tiene mucho que ver con lo cognoscible.

Puesta a elegir, no sé si preferiría un estado de despreocupada complacencia; de puro contentamiento emocional. Primero porque creo que no existe tal condición, salvo en casos extremos de dificultad intelectual. Todos, en algún grado explicitado o no, somos sabedores de tres o cuatro verdades fundamentales que, hay que decirlo, no son demasiado felices.

Esas verdades atraviesan de parte a parte los costados más baladíes de nuestra experiencia, contaminándolo todo con el perfume de lo efímero, al mismo tiempo que son la fuente misma de donde emana la bienaventuranza.

Claro, otra cosa es reconocerlo, asumirlo, ocultarlo bajo una máscara de ignorante superficialidad antes de salir al kiosco o simplemente olvidarlo por un momento mientras huímos tras las urgencias de lo cotidiano. Más allá de estos mecanismos de adormecimiento, huir del dolor puede ser, al mismo tiempo, una forma de negarse el acceso a ciertas regiones de la beatitud.

Revolvemos inútilmente la obviedad de los cajones en su búsqueda, sin animarnos a encender los rincones oscuros de la conciencia, donde ha estado guardada desde siempre.

No existe la felicidad gratuita, corresponde el sobreaviso. Y si aceptamos pagar el canon, debemos asumir que la factura nos acompañará para siempre: la señal de creciente luminosidad que denuncia la caducidad de las más respetables eternidades.

También conviene señalar que circulan modestas copias de cartón prensado que ofrecen -no sin provocar sospechas- todos los beneficios sin los onerosos gravámenes del caso.
La dicha en comodísimas cuotas.

Las gentes sensatas suelen recomendarla con higiénica prevención.

miércoles, 4 de junio de 2008

Pavana (Jethro Tull)




Ni cómos, ni porqués.

Sólo la doctrina circular de aquello que está destinado a repetirse: repetirnos.

El secreto terror de lo conocido que nos muerde el talón y el futuro (inútil remedo del pasado, más grotesco, menos indulgente).

Inútil e inacabado. El presente tropieza con la nuca del tiempo y crujen los engranajes.

Ruido de clavos urgentes.

Ruido de dados que caen siempre del lado de perder.

Todos masticando el ropaje ficticio del tiempo, viajero cansado de correr hacia ningún lugar.

Un día de éstos, le haré caso a las voces que asaltan los rincones desconocidos y cavaré un pozo profundísimo dónde enterrar tanto ruido, tanto miedo, tanta torpe ingenuidad.

Mientras tanto, gracias por la música (otra forma de enterrar miedos y ruidos).


domingo, 25 de mayo de 2008





Ahora, cuando no puedo quitarme este sabor metálico de la boca, constato la solidez de la distancia que se proyecta en arco tenso desde el aquel instante voraz.

Turbia naranja de bordes ácidos.
Naranja sin gajos.

Miro hacia atrás, a pesar de las advertencias.

No se llame pereza el detenerme a observar la superficie del recuerdo para ver cómo, mansamente, se demora el tiempo sobre mis párpados vacíos; ni el que los minutos persistan abrojados en el trasfondo rugoso de la memoria, hincados sus dientes en un párrafo inútil destinado al olvido.

Era un asunto necesario -me digo, incrédula- como la sucesión de los días negros y las noches amarillas.

Fue así, con la constancia interrumpida de lo inevitable, que empecé a anotar en esta libreta de locos, entre palabras imposibles, cuántos días van quedando en el tintero (porque lo no dicho evoca, de alguna manera, la rueca despiadada de lo que aún no ha sido).

Llevo escrito en el cielo del paladar aquello que sabe a silencio; a sonrisa fugaz y mirada que viene hacia mí cabalgando con la velocidad certera del rayo. Mirada que despierta un pasado dormido, que arroja bandadas caprichosas hacia las fauces mudas del horizonte. Mirada que juega inocente y sube y baja y ríe en breves tajadas.
Ríe... sonoramente dulce y vuela lejos de mí.

Lejos.

Intento -inútilmente- asfixiarla con el dorso de la lengua.

Derrama su contenido tibio.

Mirada roja como el metálico y mentiroso sol de otoño, que enciende fríos y ajusta cuentas con la cuerda memorial de la distancia.

Naranja rota, sin gajos.


Visión del escribiente





"Frente a mí se extiende el mundo, el vasto mundo de los grandes, pequeños y medianos. Universo de reyes y presidentes y carceleros, de mandarines y parias y libertos, de jueces y testigos condenados; estrellas de primera, segunda, tercera y n magnitudes, planetas, cometas, cuerpos errantes y excéntricos o rutinarios y domesticados por las leyes de la gravedad, las sutiles leyes de la caída, todos llevando el compás, todos girando, despacio o velozmente, alrededor de una ausencia. En donde dijeron que estaba el sol central, el ser solar, el haz caliente hecho de todas las miradas humanas, no hay sino un hoyo y menos que un hoyo: el ojo de pez muerto, la oquedad vertiginosa del ojo que cae en sí mismo y se mira sin mirarse. Y no hay nada con qué rellenar el hueco centro del torbellino. Se rompieron los resortes, se desplomaron los lazos visibles o invisibles que unían una estrella a otra, un cuerpo a otro, [...] no son sino un enredijo de alambres y pinchos, una maraña de garras y dientes que nos retuercen y mastican y escupen y nos vuelven a masticar. Nadie se ahorca con la cuerda de una ley física. Las ecuaciones caen incansablemente en sí mismas."



Octavio Paz en "Libertad bajo palabra". Ed. Cátedra.

sábado, 17 de mayo de 2008

El arte de la ausencia


"En Occidente, las virtudes teatrales de la omisión fueron ejercidas del modo más sublime por el ya legendario Ian Wilenski. Como todos sabemos, este artista continuaba desarrollando su energía actoral aun cuando su personaje no estuviera en el escenario. A decir verdad, era precisamente en esos momentos de ausencia cuando Wilenski hacía notar su increíble capacidad de no expresar.


Sus comienzos en la compañía del director Enrique Argenti no fueron muy prometedores.
Se destacaba, eso sí, por su extraordinaria concentración: si tenía que disparar una flecha en el tercer acto, su arco ya estaba tenso una hora antes de la función: si moría en el primer acto, no había forma de hacerlo reaccionar hasta que los serenos que cuidaban el teatro lo arrojaban afuera.

En 1957, un crítico se refirió a su actuación diciendo que el público no veía la hora de que Wilensky se fuera del escenario. Los amigos del actor lograron convencerlo de que el dictamen estaba referido a la fuerte impresión que dejaba la ausencia de su personaje.
[...]

Hay que reconocer que la fama lo alteró. Sabedor del brillo de sus ausencias, procedió a ejercerlas en su vida personal. Se hacía invitar a todas las fiestas del ambiente, solamente para no ir. En su casa, casi nunca lo veían. Sin embargo, la inasistencia absoluta es imposible. Uno siempre está en alguna parte."



Alejandro Dolina en "El libro del fantasma". Ed. Booket.

domingo, 4 de mayo de 2008

Rabo de nube



Si me dijeran, pide un deseo,

preferiría un rabo de nube,

un torbellino en el suelo

y una gran ira que sube.



Un barredor de tristezas,

un aguacero en venganza

que cuando escampe parezca

nuestra esperanza.


Si me dijeran, pide un deseo,

preferiría un rabo de nube,

que se llevara lo feo

y nos dejara el querube.



Un barredor de tristezas,

un aguacero en venganza

que cuando escampe parezca

nuestra esperanza.



Luis Eduardo Aute

viernes, 2 de mayo de 2008

Berberisco



Tiza sobre papel 30 x 24 cm

miércoles, 23 de abril de 2008




Mutra

[...]

Este día herido de muerte que se arrastra a lo largo del tiempo sin acabar de morir,

y el día que lo sigue y ya escarba impaciente la indecisa tierra del alba,

y los otros que esperan su hora en los vastos establos del año,

este día y sus cuatro cachorros, la mañana de cola de cristal y el mediodía con su ojo único,

el mediodía absorto en su luz, sentado en su esplendor,

la tarde rica en pájaros y la noche con sus luceros armados de punta en blanco, este día y las presencias que alza o derriba el sol con un simple aletazo:

[...]

todo este largo día con su terrible cargamento de seres y de cosas, encalla lentamente en el tiempo parado.

[...]

Todos vamos cayendo con el día, todos entramos en el túnel,

atravesamos corredores interminables cuyas paredes de aire sólido se cierran,

nos internamos en nosotros y a cada paso el animal humano jadea y se desploma,

retrocedemos, vamos hacia atrás, el animal pierde futuro a cada paso,

y lo erguido y duro y óseo en nosotros al fin cede y cae pesadamente en la boca madre.

[...]



Octavio Paz

miércoles, 16 de abril de 2008




Regreso por partida doble

No está.

Pero sé que vuelve.

Cuando las trombas endiabladas anuncien el ritmo de la aurora, llegará.

Cuando las horas interminables se agolpen alocadamente

en el seno de la oscuridad.

Y el cuerpo agonizante del mar se desplome en la orilla.


No temo.

Aunque truene su bocaza oscura.

Aunque la arena se desangre entre los dedos

y no haya esperanzas de mañana en esa danza rumiante y banal.

No temeré a los ojos que perforen horizontes

para explicar nuestra presencia.

Ni a las huestes de sal que se encabritarán sobre las aguas.


No tiemblo.

No te asustes.

Son los restos del día que se arrastran bajo mis pies sinceros.

Y no te extrañe que todo siga su curso

cuando la sombra rígida del viento nos quiebre las alas.

Me acurrucaré, entonces, en un rincón del cielo

y escucharé llegar sus errantes pisadas de animal sin dueño.


No me sigas.

No me esperes con la límpida paciencia de tus puños pedregosos

ni importunes con reclamos el sueño verbal de los poetas.

Tardaré más de la cuenta.

No me veas llorar.



miércoles, 19 de marzo de 2008

La triste figura


Caballero Diego:

No se vaya sin decir en qué momento la imagen fue espejo.

No se vaya sin revelar el punto exacto en el que la realidad hizo esquina con la ficción.

No se vaya, Caballero Diego.

No ahora.

domingo, 2 de marzo de 2008

¿Y el eclipse?



Y... no.
No se pudo.
Estuvo nublado, así que me sentaré aquí, a esperar un par de años.
Mientras tanto -cámara en mano- les leo esto, que no será documento que acredite la ocurrencia del último suceso celeste, pero no deja de ser interesante.

El eclipse

Cuando Fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido, aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica, se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.

Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como un lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.


Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.

Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.

-Si me matáis- les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.

Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.

Dos horas después, el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de la voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.


Augusto Monterroso
Obras completas (y otros cuentos). Barcelona, Anagrama, 1990.

sábado, 16 de febrero de 2008

En attendant Cousteau

Nada qué decir, más que se trata de otro pequeño delito blanco de tres minutos. Obra sobre la pieza musical de 47' que forma parte del trabajo "En attendant Cousteau" de Jean Michel Jarre.
El capricho orgánico de las líneas que perfilan la roca sedimentaria ha sido singular ocurrencia del viento, del mar, del tiempo.

¿Existirá, acaso, lo que no sea producto de la demencial factoría del tiempo?




Las recomendaciones de siempre: paciencia, es preferible dejarlo arrancar y pausarlo para que cargue. Una buena salida de audio (con bajos consistentes) mejora la experiencia.

sábado, 9 de febrero de 2008

Voces del Fin del Mundo

Las Voces del Fin del Mundo y una muestra de la interpretación de música vocal e instrumental de Johannes Brahms, Claude Debussy y Gabriel Fauré durante el concierto de cierre del año 2006.
¿El lugar?
El Salón de Usos Múltiples que antes fuera panadería del Presidio de Ushuaia.
Lamentablemente, la mala calidad de la grabación no hace honor a las condiciones acústicas del espacio y al excelente nivel de los intérpretes.
Pero bueno, quien capturó el video tendrá la inexcusable oportunidad de pagar eternamente sus culpas entre las brasas infernales.
Más precisamente, el video rescata la interpretación del Cantique de Jean Racine (de Fauré).





Les solicito paciencia, vale la pena esperar un poco y escuchar la totalidad sin interrupciones.

jueves, 31 de enero de 2008

Tu nombre




Tu nombre

Nace de mí, de mi sombra,
amanece por mi piel,
alba de luz somnolienta.

Paloma brava tu nombre,
tímida sobre mi hombro.

Octavio Paz

domingo, 13 de enero de 2008

Tienes la cabeza llena de pájaros...

Otra excusa.
Esta vez, para escuchar "Calypso 2" (parte del trabajo "En attendant Cousteau") de JMJ.

Una marina con alas...




Otra vez, recomiendo arrancar el clip y, pasados unos segundos, dejarlo en pausa hasta que cargue completamente.
Conviene ajustar convenientemente el sonido, para que se escuchen los tonos más graves.
Esos que emergen desde el fondo del mar.


Más sobre pájaros y otros engendros en http://miradasconosur.blogspot.com

jueves, 3 de enero de 2008

Desdémona

El mar, el silencio, el tiempo.

El último puerto para este monumental osario de hierro dormido para siempre.

La bestia ha elegido el abrigo de un paisaje verde y azul que, de a ratos, se encabrita y crece tras el temible bramido del océano.

El viento implacable que baja desde las laderas cercanas, combate a la mole enarbolando su acerado filo.

Por toda respuesta, el silencio sube desde los oscuros camarotes y amenaza tragárselo con su bocaza despedazada, en la que se adivinan voces y risas antiguas.

El casco denuncia con bordes sordos, por debajo de alguna de las inútiles capas de pintura, un nombre lejano: "Hamburg".

Pero los navegantes saben que "Desdémona" duerme en el fin del mundo.





Como en los otros casos, conviene hacer arrancar el clip y luego ponerlo en pausa hasta que "cargue" totalmente. Esto garantiza poder verlo sin molestas interrupciones.
Y suban el volumen; escucharán algo muy próximo al sonido del viento entre las grietas de hierro.