¿Por qué volver ahora,
cuando la palabra aurora
se volvió de piedra,
secas, las ramas del alma?
¿Para qué las cartas,
la taza sobre el mantel,
el perdón, el después,
los pájaros tras la ventana?
¿No crees que es demasiado tarde
para cosechar hilos de miel
de entre las cenizas,
remontar miradas al alba,
o el abrazo urgente
antes del trueno?
Demasiado tarde si,
después del crepúsculo
no queda más nada,
que la implacable melodía
de la palabra desamor.
no queda más nada,
que la implacable melodía
de la palabra desamor.