Estamos en, casi, ninguna parte... (A. Dolina)











jueves, 22 de diciembre de 2011

Persistencias



Siempre me sorprende
la constancia desigual de algunas cosas
esas formas talladas en la nube,
por ejemplo,
ese brote de manos que migran al destierro.
Ese borde roto en el tiempo del después
o tu recuerdo que no es más
que un hueco frío en el que me olvidé de mí.

La silueta de aquel grito
que se me escurrió en la garganta
antes, mucho,
de que atinaras siquiera a escucharlo.

O la persistencia, si se quiere,
del silencio:
Un rumor oscuro que me llegó
desde el fondo de tu mirada
cuando ya no pude verme.

Y mientras persiste la inconstancia

de ese juego entre las nubes

recuerdo
algo indefinible que brota
en la miel amarga del desengaño
y se me atraganta en la piel del sueño
(un terreno donde aprendemos, sin saber
el oficio de la muerte:
la otra forma de decir adiós).





miércoles, 23 de febrero de 2011

Demasiado tarde




¿Por qué volver ahora,

cuando la palabra aurora

se volvió de piedra,

secas, las ramas del alma?



¿Para qué las cartas,

la taza sobre el mantel,

el perdón, el después,

los pájaros tras la ventana?



¿No crees que es demasiado tarde

para cosechar hilos de miel

de entre las cenizas,

remontar miradas al alba,

o el abrazo urgente

antes del trueno?



Demasiado tarde si,
después del crepúsculo

no queda más nada,

que la implacable melodía

de la palabra desamor.

domingo, 16 de enero de 2011

Ficciones

La voz en off, las bambalinas, el libreto con todo y didascalias, las máscaras, el traje azul y también el rojo, las tablas del escenario, el maquillaje.

Solo un montaje donde cuerpo y alma se tambalean, absurdos, en su pretensión de realidad.

Cualquiera sabe que lo único real es la cuenta del analista, dicen los que saben qué dice el libreto.