Estamos en, casi, ninguna parte... (A. Dolina)











jueves, 25 de diciembre de 2008

Instrucciones para transitar límites y otras geografías poco propicias




Retirarse como el mar, lentamente

hasta encontrar las orillas;

levantarse en espumas, hacia el cielo

sobre la superficie del alba.

Correr en busca de estrellas fugaces, por lo verdadero

sin perder el aliento en cada salto,


sin apagar constelaciones,


sin perder el rastro


tras la nube.





Encender la mañana, porque sí,

con un tizón palpitante.

Festejar con palabras de arena y amor

el tímido roce del agua
.

Escuchar el rugido del tiempo bajo el horizonte


sin quitar las puntas de los pies,


sin temblar ante su abrazo urgente


sin mirar atrás.





Perderse hasta encontrar, casi al descuido

el origen mismo del viento


en una cueva olvidada
:

entre los riscos lejanos del recuerdo.


Deshojar los pétalos del oleaje, desde alguna roca distante


sin detener su ritmo líquido


sin quebrar el límpido vuelo


sin defenderse del mal.





Recuperar de a poco el aliento,

sin dejar
espacio libre

entre las sombras dormidas.


Arrastrar el alma por rincones desiertos


despertando el murmullo de voces salinas.


Caminar el regreso al silencio


sin conjurar el latido,


sin rasgar la profundidad del sueño,


sin borrar las huellas que se hunden

a cada paso,


en el territorio
de la soledad.