Estamos en, casi, ninguna parte... (A. Dolina)











domingo, 10 de enero de 2010

Caminantes y caminos

Comenzaré recordando que atravesar caminos es inevitable, hasta para el más sedentario de los mortales.

En toda narración hay un camino, en toda historia.

Caminos sinuosos, llenos de giros imprevisibles o terminantes y directos como un tiro de fusil; llanos o escabrosos, con encrucijadas, pasadizos, pendientes o subidas que se jactan de interminables. Caminos que juran avances y fingen retrocesos. Curiosos senderos donde se despliega el mito de las causalidades.

Toda narración es un camino que avanza devanando los hilos de una historia, hilvanando los de muchas otras. Toda narración es el avance inevitable de causas y consecuencias (acaso la forma "técnica" de la narratología para explicar el destino).



Y en toda historia hay caminantes.

Caminantes como Edipo, quien se encontró con el "sino" mientras creía escapar de él; Ulises, cuyo camino era el lomo impredecible del mar; Quijote, el valiente que se adentró en los tortuosos rumbos de su propia locura, para ser coherente consigo; Dante y Virgilio, caminantes del horror que no lo es tanto considerado en la lógica previsible del castigo cristiano -todo horror que se precie está instalado en el terreno del desconcierto, de lo inesperado-; ese hijo que camina buscando a su padre: "un tal Pedro Páramo" y al hacerlo visita poblados habitados por el eco; Macbeth dando los pasos que lo hundirán en el lagar de su propia ambición.

Caminantes que saben que no hay regreso posible y los que cometen el error fatal de mirar atrás...

¿Qué llevó a esa mujer -caminante que huía- al gesto último que la paralizó en el tiempo? ¿El amor?, ¿el odio?, ¿la duda...? ¿El haber abandonado, aunque fuera por un segundo, la lógica de la supervivencia, en función del desvarío irracional de las emociones?

¿Qué buscó su mirada en ese instante eterno, al volver por última vez al pasado? ¿qué encontraron sus ojos mirando desde la eternidad muerta de una estatua de sal?

Entre tantas preguntas, sólo me resta señalar que no hay paso que no sea consecuencia de otro dado antes y que, al mismo tiempo, no sea causa de otro posterior. Y aquí la trampa: causas ocultas y consecuencias insospechadas hacen que esa relación causal sea -las más de las veces- oscuramente indescifrable.


Las imágenes, obtenidas en caminos recientes.

¿La música...? De algún caminante que da gusto en su andar. En esta ocasión, Sting, caminante de la luna.