Estamos en, casi, ninguna parte... (A. Dolina)











martes, 8 de diciembre de 2009

Diálogos capitales


"...man kann nicht nicht kommunizieren..."
Paul Watzlawick


En 1835 se publicó en francés el "Método Ollendorf", como ayuda para el aprendizaje del idioma alemán. Aplaudido por las corrientes conductistas, se trata de un sistema que luego fue aplicado al aprendizaje de otras lenguas, entre ellas el español -no... ¡baje el dedo!, hablo del idioma-.
Sucesivas ediciones de la obra hablan de su eficacia a la hora de aprender... a no comunicarse.
Se trataba -explico breve y mal, pero no es el fin último de este diálogo, o tal vez sí...- de series de preguntas y respuestas que no necesariamente obedecían a la lógica y el contenido semántico de los mensajes, sino a reforzar estructuras sintácticas presentes en el diálogo.

Pongamos por caso...
-¿Crees que lloverá?
-No. Pero un gato visita mis sueños y me cuenta al oído el pronóstico de lo que ya sucedió...


Curiosamente, este método, en apariencia vaciado de significación para los políglotas en ciernes, se aplica en buena parte de las conversaciones diarias, entre hablantes de una misma lengua (si se me permite la absurda generalización).

¿De qué hablamos cuando hablamos? ¿Es posible acaso superar la barrera del yo para penetrar en la subjetividad del otro? ¿Degustar el peso y sustancia de sus palabras?¿Apreciar la dimensión exacta de los significantes?

Quitando el ponerse de acuerdo para un encuentro de fin de semana o la lista del supermercado, la mayoría de los intentos comunicativos entre algunas personas no dejan de ser una fiel muestra de que, todo diálogo es incompleto, un absurdo intento de salirse de la trampa interior, de la que jamás se podrá huir, pues se vive preso de la propia subjetividad.


-¿Qué queda cuando la realidad se vuelve contra sí misma?
-Un ruido de sueños que se deshacen, sin dudas.
-El costado oscuro de la luz.
- Unas manos que construyen manos que destruyen...

-¿Y de ti mismo?

-Nada...

-¿Los túneles de Sabato?


Cualquiera podría ser el significado de los enunciados. Más lejos, más cerca, jamás llegaremos a quebrar la distancia...


Acotación urgente:
Poco más de un siglo después del surgimiento del "Método Ollendorf" y su discutible vacío comunicativo, surge la conocida hipótesis del epígrafe:
Aunque toda comunicación es incompleta, dice Watzlawick que "es imposible no comunicar".
.
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6 comentarios:

Steki dijo...

Muy interesante, María bonita.
Con respecto a lo de Sabato, te cuento que, en líneas generales, los errores ortográficos en los nombres y apellidos son por culpa del empleado del Regsitro Civil que los anotó. No te das una idea de los dolores de cabeza que nos dan aquí en el diario. Nombres y apellidos que salen de toda lógica de leyes gramaticales. Hay infinidad de nombres conocidos que escapan a las reglas. Uno de ellos es Tevez. Si me acuerdo de más, vengo y te lo digo.
Me alegra leerte, linda.
Que tengas un lindo día en tu día, María.

Daniel Os dijo...

Frustra aún más no superar la barrera del yo para penetrar en la subjetividad del otro cuando se presume haber encontrado las palabras exactas para desarrollar un concepto.

Ante el triunfo matemático de las orejas por sobre la única boca que tenemos deberíamos leer más lo callado que lo dicho, pero tal vez no sea tan claro como un buen discurso confuso… un pronóstico del gato que no nos visitará.

Altisonantes y silenciosos besos,
D.

Walter Hernán dijo...

Amores que matan nunca mueren...
Dice un canta-autor...

otro que todos los caminos van a roma...

De que hablamos cuando hablamos creyendo o fingiendo escuchar como el intérprete a la letra o la letra al autor... un verso que transmuta... como el cuadro impresionista que despega del autor y cobra vida... o quizás como la luz que se desprende de una obra nihilista... como poder dar el verdadero valor a las palabras si solo se escucha lo que se sabe... y mucho se escribe del significado y significante...teoría que en ocasiones te paran y llevan a la locura hasta ese punto que no se ve...

Ficción-realidad, un punto de luz y oscuridad. Ay...manos que acarician y matan...y la realidad parece caer aplastante...
destrucción-construcción unidas por un hilo tan fino que te pierde...como una única luz en la oscuridad...¿quién contiene a quién?...

Escuchar...aprender a escuchar...a decodificar...un sentido sobre el otro... es la fórmula..

Desde este espacio que se aprende a compartir siendo un visitante distante que no existe ni pretende molestar... golpeando a tu puerta sin golpear...

En una distancia que jamás será quebrada...JAMÁS...

Claudia Sánchez dijo...

Qué interesante entrada María!
Sobre todo para los que trabajamos y vivimos por y para las palabras.
Para los que nos desvelamos pensando en el mejor epíteto que logre expresar un sentimiento.
Pero sabés qué María Bonita? Los mejores sentimientos no necesitan de tantas palabras, y mucho menos de elaborados artilugios. Ellos suelen expresarse prescindiendo de nosotros. Ellos son acción pura.
A veces queremos embaucarnos a nosotros mismos, echando mano a las palabras y cargándolas de significados ajenos. En vano, claro está, frente a la contundencia de un acción concreta.
Son más las palabras que sobran que las que faltan.
Si habláramos menos y actuáramos más no tendríamos que preocuparnos por decodificaciones ni subjetividades ni prolegómenos.

Besos

Anónimo dijo...

“Por sus frutos los reconocerán” (Mt 7, 15-20).

Bea Candiani dijo...

El apellido Sabato no lleva acento porque debe ser de origen italiano . Así de fácil.
Tu blog me resultó muy interesante!