Estamos en, casi, ninguna parte... (A. Dolina)











viernes, 2 de abril de 2010

El sonido de la melancolía


El video, cortesía involuntaria de "lasultanica".

Fluyan, mis lágrimas


¡Fluyan mis lágrimas, caídas de sus manantiales!
Exiliado para siempre, dejadme llorar;
Permitidme que viva olvidado
Donde el pájaro negro de la noche canta su
tristeza.


¡Apagaos, oh vanas luces, no brilléis más!
No hay noche lo bastante oscura para aquellos
Que desesperadamente deploran sus fortunas
perdidas.


La luz no es otra cosa que vergüenza nuestra
Nunca serán mis penas aliviadas,
Puesto que la piedad ha huido;
Y las lágrimas, suspiros y gemidos han privado
De cualquier alegría a mis cansados días.

Desde la más alta cima de la alegría,
mi fortuna es arrojada,
Y abandonada, y apenada, y afligida
Por mis desiertos, están mis anhelos puesto que
la esperanza está perdida.

¡Oíd!, vosotras, sombras que en la oscuridad
moráis,
Aprended a despreciar la luz
Felices, felices, quienes en el infierno
No sienten el desprecio del mundo.

(Adaptación del texto: John Dowland, 1600)

13 comentarios:

Daniel Os dijo...

Me lo voy a aprender de memoria para recitarlo en el banco cuando me niegue a pagar la factura de la electricidad.
D.

María dijo...

Ay, Daniel, ay...
Le debo una sonrisa. Hágame acordar y cóbrese cuando tenga que pagar las cuentas.

(Pruebe evocar cosas menos dolorosas mirando por aquí)
http://www.youtube.com/watch?v=SQMukijlj5k&feature=related

Daniel Os dijo...

Hace poco tiempo atrás, chateando con una amiga disparé con apuro que en los años 80 no hubo buena música, o algo así. La despierta dama en cuestión no demoró ni 2 minutos en refutarme con unos 15 nombres de personajes que se habían alojado en mi olvido aunque para esos años admiré con devoción. Creo que hoy los sigo admirando pero desde algún otro costado de mi tejido humano.

Al grano, retomé la carrera de algunos olvidados (todos ellos ingleses, casualmente) y descubrí con satisfacción qué ocurre con un buen artista cuando madura y también su arte. Buenas sorpresas, también de las otras y una que otra conclusión... tal vez tan apurada como mi reflexión de hace unas semanas en el chat.

Peter Gabriel inventó la red social de los cantantes: "haceme un cover que te hago otro". Sting está aburrido y su último CD [+] se convirtió en frisbee desde la ventana de mi auto. La música y la poesía del siglo XVII sigue vigente. Los Beatles siguen vivos. Paul ha muerto.

Por acá la corto que si cobran por palabra me va a salir más caro este comentario que la cuenta de la luz.
D.

Anónimo dijo...

Hola María. ¿eso quiere decir que cuando venga a Córdoba no vamos a ir a bailar? La felicito por la estética literaria, mas, si sus palabras contienen residuo diurno autobiográfico, y como siempre lo he hecho, le ofrezco mi apoyo para lo que guste. Julio

María dijo...

Gracias, Julio. Lo tengo muy en cuenta.
Un abrazo a la distancia.

María dijo...

Bailar es una virtud del cuerpo que enriquece el alma.
Es un absurdo negarse.

Anónimo dijo...

Lo siento, señora. Mis estudios e investigaciones al respecto, acaban de demostrar que el alma no existe. De tal modo que se baila por bailar nomás. El que se enriquece es el dueño del boliche. Julio

María dijo...

¡Porca miseria!... y ahora me vengo a enterar.

Acabo de firmar un acuerdo económico y usted anda diciendo a boca de jarro que el bien negociado no existe.

¿Algún experto en el fuero civil - comercial entre los presentes?

María dijo...

Para colmo, empiezo a sospechar que el comprador era...

¡...el dueño del boliche!

..

Anónimo dijo...

Venda, venda lo más rápido posible.

Que le den lo que sea. Eso sí, no acepte reclamos.

Pobre Diablo.

Julio

María dijo...

Me entregó dos monedas de dudoso valor... dijo que son para el taxi de vuelta.

Venga, vamos... le cedo esta pieza.

Perdámonos entre los parroquianos, quizás así logre huir.

Anónimo dijo...

Uy! La dejé regalada en el medio de la pista de baile!. Disculpe. Es que ayer fue mi cumple, y estuve festejando desde el sábado. Recién hoy martes 11 de mayo, al mediodía di por finalizados los respectivos actos conmemorativos. En una sencilla, austera, hasta diría... melancólica ceremonia. Saludos, y nuevamente mis disculpas. Julio

María dijo...

Menos mal que volvió... perdió este zapato al bajar las escaleras.

¡Diantres!

¿¡Pero dónde ha dejado el otro!?