Pedirte
solamente
que dejes de susurrar
en lo obscuro
solitarias miradas de nube
y que aprenda la sombra
cuánto cabe de luz
en tu voz al hablar.
Es preciso,
esta vez,
saber en qué rincón del cielo
vas a enseñarme a volar
antes de que el azul
que te nombra
se me oculte detrás.
No quiero
-no permitas-
excusas ni galeras con palomas
tímidas que huyan
cada tarde a su destino
al otro lado del mar.
Pedirte,
de momento
bajo el brazo, me dejes llevar
este tibio almohadón de sueños
para cuando el viento
en su hombro
me invite a descansar.
2 comentarios:
Antes que nada,
felices vientos! =D
Para usted, CaZp, y sin tempestades.
Publicar un comentario